jueves, 11 de enero de 2018

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -11-



La anterior entrada finalizaba con la noticia de que tras haber desaparecido las circunstancias excepcionales de guerra, el Ayuntamiento acordaba reanudar la feria de Las Arenas. Veremos las fiestas de San Nicolás de 1876, además de cómo el tranvía traía de cabeza a nuestros munícipes.

Seguíamos en el verano de 1876, en julio; ya estaban próximas a celebrarse las fiestas de San Nicolás. Los vecinos, en aquella época, acostumbraban a disfrutar de las fiestas y de la plaza de Algorta, observando desde el pretil que la circunvalaba, las evoluciones de las gentes que acudían a los actos festivos, o simplemente descansando y tomando el sol. Pero el deterioro de dichos asientos improvisados era notorio: “...Hallándose en mal estado y poco decentes los pretiles o sentaderos de piedra de la plaza pública...”Así que decidieron colocar: “...por decencia y ornato público se proceda a reponer y colocar chapas de piedra a los referidos sentadores...” Las fiestas ese año se iban a celebrar los días 11 y 12 de agosto, también el 13 por caer en domingo. La música era esperada por todos, ya que era uno de los actos principales de las fiestas. El Ayuntamiento estaba a la espera de que el encargado de la banda de música D. Juan Bautista de Larrazabal, les indicara cuanto pensaba cobrar por tocar en dichas fiestas y asistir a la misa mayor de santa María el día 15 de agosto. Mientras, el consistorio fijaba los lugares de celebración de las romerías dichas fiestas, la primera, la del día 11, se iba a celebrar en el sitio en el que tradicionalmente se había celebrado hasta la fecha en el Castillo; la segunda preveían celebrarla en la plaza o cerrado de la Avanzada. Algo presintieron que antes de confirmar dichos actos decidieron exponerlo al publico para que diera su opinión. Poco antes de los días festivos, el sindico D. Juan Francisco de Sarria exponía en el pleno el sentir del vecindario: “...que las romerías debieran celebrase según costumbre en la campa del Castillo y no en la Avanzada…, así mismo el consistorio declara que habiendo visto con sorpresa el disgusto que ha causado en varios vecinos, acuerda dejar sin efecto el cambio de localización de dichas romerías...” Aquella propuesta fue aprobada y las romerías continuaron durante años celebrándose en aquel punto y la banda tocó día y noche por 700 reales de vellón. A fin de preservar el orden durante las fiestas, acordaron solicitar a la Diputación que enviara dos parejas de forales para dichos días, cuya retribución sería costeada por el Ayuntamiento.


El trazado del tranvía seguía dando quebraderos de cabeza a nuestros munícipes, ya que el 28 de septiembre, ante la insistencia de D. Juan Amann, de que el tranvía terminara en el punto conocido como la Avanzada, el Ayuntamiento le informaba: “...que no siendo satisfactoria dicha petición, porque la concesión y transferencia del referido tranvía se entiende desde Bilbao hasta Algorta, y ese punto la Avanzada nos es Algorta ni su jurisdicción, siendo un paraje aislado, que corresponde al barrio de Las Arenas…, el trazado del tranvía debe de llegar a un punto del barrio de Algorta, donde ofrezca comodidad y economía a los viajeros, además de la enorme distancia que habría que recorrer a píe y cargados desde ese lugar desierto hasta el centro de la población, este Ayuntamiento disconforme con su propuesta acordará lo conveniente sobre el particular...” Recordaba el consistorio que en el estudio realizado por el ingeniero Sr. Santa María: “...que fueron sometidos a examen de este Ayuntamiento por la empresa, resulta que es practicable la vía a los tres puntos de la población, por consiguiente, no puede esta corporación el pretexto de los concesionarios de que costaría mucho ese tramo, ya que se supone que en el primer estudio ya tuvieron en cuenta ese aspecto...” Por lo que acordaron que el tranvía debía de llegar a un punto céntrico de Algorta, ya que así lo obligaban el Real Decreto de Concesión del 18 de octubre de 1872, el pliego de condiciones particulares del 23 de septiembre de 1872 y el Real Decreto de Transferencia del 3 de noviembre de 1875. Finalmente conseguirían un acuerdo por el que el tranvía llegaba hasta las proximidades de la Iglesia de San Nicolás.

El 10 de octubre de 1876 se nombraba al maestro de la escuela elemental ampliada de Algorta, entre una terna compuesta por D. Eladio Navas, D. Juan Dourte y D. Eusabio Aguileta. De ella salió elegido D. Juan Dourte, a tal maestro se le asignó un salario, por todos los conceptos, incluida vivienda, de 7.000 reales anuales.

Los vestigios de la guerra iban desapareciendo, a mediados de octubre de 1876, el consistorio decidía, con el beneplácito del Gobernador Militar, desmontar los blocados construidos en 1875 en Alango, y reutilizar los materiales de los mismos para obras municipales. Otro de los baluartes que se derribaron fue una caseta que los militares habían instalado frente a la Iglesia de San Nicolás.

Y mientras se producía una novedad para el descanso de los maestros y maestras de primera enseñanza de Getxo, se acordaba: “...conceder a todos los maestros asueto todas las tardes de los jueves...”

Y por fin en Getxo, aunque fuera del recinto sagrado, que eran los cementerio, los no católicos podían dormir el sueño eterno. El 23 de noviembre de 1876, se daba lectura de la circular publicada el día 16 en el Boletín Oficial de la Provincia, por el Gobernador Civil, ordenando a todos los Ayuntamientos: “...cuiden se construya próximo a los respectivos cementerios de cada pueblo un pequeño cercado para enterramiento de los cadáveres que mueran fuera de la comunión católica...”


La discusión sobre el punto final del tranvía de Bilbao a Algorta, finalmente quedaba zanjada por la intervención del Director General de Obras Públicas. El día 7 de diciembre de 1876 se daba lectura a la resolución remitida por el Gobernador Civil de la Provincia: “...Vista la instancia promovida por el Ayuntamiento de Guecho…, solicitando se obligue a la empresa del tranvía…, continuar la vía hasta tocar el pueblo de Algorta y no hasta el punto conocido como la Avanzada…, considerando que al otorgar dicha concesión se indicaba que el tranvía debía de llegar hasta dicha población…, esta Dirección General ha dispuesto se declare obligatorio que este tranvía continúe hasta Algorta…” Es más que probable que en aquella decisión tuvieran algo que ver las gestiones de determinados personajes de Las Arenas, y la posición de este barrio para atraer riqueza al municipio y la Provincia.


En la próxima entrada veremos cómo la misa que se celebraba en la ermita de Santa Ana desde 1872 hasta 1873, solo interrumpida durante el periodo de guerra, volvía a reanudarse en diciembre de 1876. Y cómo la noche de navidad fue motivo de escándalo para algunos algorteños.

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