lunes, 17 de octubre de 2016

UN AÑO EN LA VIDA DE UN PUEBLO -II-



Para dar este paseo por el Getxo de 1932 iremos viendo los sucesos que de alguna forma nos indican las cosas y hechos que preocupaban o alegraban a nuestros antepasados.

En primer lugar, los problemas laborales, que eran los que angustiaban a muchas familias de trabajadores y que generaban no pocos enfrentamientos sociales. Ya desde primeros de año, el paro acuciaba a las familias de los barrios más humildes. La asamblea de obreros parados acordaba que se promovieran cuantas obras fueran posible realizar, a fin de dar ocupación al mayor número posible de parados.

El Ayuntamiento de Getxo, el día 2 de enero, cursaba un oficio al cura párroco de Las Arenas Sr. Escauriaza, dando las gracias por el donativo de 100 vales para raciones, y al comerciante Sr. Rosáenz, por otro donativo de cuatro raciones para los menesterosos de la localidad.

Y en un día tan señalado para sus hijos, como el día de reyes, los obreros parados del municipio solicitaban realizar una reunión en las Escuelas de Las Arenas. Firmaba la solicitud el vecino de Neguri D. Vicente Sevilla. La pobreza en algunos sectores de la población era tal, que en el vecino barrio de Lamiako, una familia, cuyo padre había venido a trabajar en las obras de electrificación del ferrocarril de Las Arenas, se vio envuelta en un triste suceso. Al parecer en vísperas de Nochebuena, el propietario de la fábrica Delta, instalada en Lamiako D. Eduardo K . L . Earle, concedió una cantidad en metálico para socorrer a los pobres de la localidad y obreros parados para que estos pudieran pasar mejor los días de Navidad. El sacerdote de Lamiaco D. Bernardo Iza repartió los socorros a sus vecinos más necesitados, pero, al haber repartido todas las ayudas, no pudo atender los requerimientos de una familia. Y uno de sus hijos, disparó sobre él. Decían que la explicación dada ante el juez fue: “...la creencia de que así vengaba a su madre, por no haber sido socorrida...” El incidente parece que ocurrió en la estación de Lamiako. Así, mientras que las condiciones de los trabajadores eran extremas, el elitista “Club Marítimo del Abra” celebraba la festividad de Reyes con una fiesta y obsequios para todos los asistentes.


El día 11 de enero comenzaron a funcionar las Cantinas Escolares en los grupos de Las Arenas, San Ignacio, Juan Bautista Zabala y Santa María de Getxo, en las que se daba de comer a unos trescientos niños de uno y otro sexo. En general estaban mantenidas, económicamente, por familias de buena posición. La Agrupación Vasca de Acción Social Cristiana invita a todos los obreros a los cursos sobre estudios sociales, que se iban a impartir en la “Casa Social” de Las Arenas. Los mismos iban tratar de las Doctrinas sociales del momento, Hechos sociales y Legislación y Código de Trabajo.

El día 13 de enero en representación de la “Asociación de los Obreros en Paro”, intervenía en el pleno D. Vicente Lavilla, proponiendo que se arbitrasen soluciones para combatir el paro existente. Proponían la constitución de una Comisión Gestora; que el Ayuntamiento asumiera la necesidad de colocar a todos los obreros en paro; que el consistorio obligara a todos los propietarios a blanquear en el plazo de 15 días todas las fachadas de las casas, y en caso de no hacerlo fuera el propio ayuntamiento el encargado de hacerlo; que corriera con los gastos de los alquileres de las viviendas de los parados y colocarlos en las obras adjudicadas por contrata. El concejal D. Ángel Sánchez apoyaba aquellas medidas por: “...las necesidades que afligen a los obreros sin trabajo..., creando a sus familias situaciones insostenibles...” El primer teniente de alcalde D. Pedro Larrondo se hacía solidario con los planteamientos del Sr. Sanchez, indicando que: “...es criterio del Ayuntamiento contribuir en la medida de sus fuerzas a la realización de las obras..., aún no pudiendo hacerlo en la cuantía que fuera su deseo..., dadas las dificultades del presupuesto...”

Las primeras obras verían pronto la luz. El 20 de enero se aprobaba el acta de subasta para la adjudicación de las obras de urbanización de la calle “Electra” y el relleno de “Kresaltzu”. Se proponía la construcción de aceras en la manzana comprendida entre la calle “Amistad” y “Las Mercedes”. Se arreglaban en Andra Mari y Algorta algunas calles como “Piñaga” y “San Martin”, además de las galerías que traían el agua desde Loiu. El saneamiento del barrio de Santa Maria fue otra de las obras.


A la vez se iniciaban movimientos de caridad para socorrer a las familias necesitadas. El “Cine Cervantes” de Algorta fue el marco elegido por la “Asociación Nuestra Señora de Begoña” para el reparto de juguetes entre los niños de la localidad: del Puerto Viejo acudieron una amplia representación de pequeños. El 23 de enero se celebraba una “Velada Benéfica” en el Gran Cinema de Algorta organizada por “Euzko Etxia” y el grupo “Emakume Abertzale Batza” de Algorta, a beneficio de la Junta de Socorro. Se estrenaron dos obras, una del escritor D. Isidro Parada titulada “Abendaren Abestijak” (Los cantos de la Raza) y la segunda de un joven de la localidad D. Ramón de Amezaga “Los perdularios”.

Las ayudas de las familias pudientes tenían a veces el pensamiento de que los asilados en el “Hospital Asilo” de Algorta, pudieran disfrutar de mejores comidas que las que se les ofrecían a diario. El día 24 de enero, con motivo de la boda de Sofía Ibarra MacMahon, tuvieron una comida extraordinaria, costeada por los contrayentes, compuesta por los siguientes platos: Paella, Gallina en salsa, Merluza, postres variados, café, copa y cigarro. A la comida asistieron 29 niñas, 25 niños, 23 ancianas y 16 ancianos, además de algunos parados y mendigos.

En febrero eran las “Agrupaciónes de Obreros Vascos” de Las Arenas, de la que era presidente D. Cándido Ispizua y de Algorta, de la que era presidente D. Valentín de Larrañaga, quienes solicitaban autorización para celebrar asambleas generales en sus domicilios sociales de la calle Mayor (Las Arenas) y Avenida Basagoiti (Algorta).


El consistorio de Getxo parece que tomó cartas en el asunto, ya que el día 2 de febrero, el diario bilbaino “La gaceta del Norte” decía en su espacio “Márgenes de la Ria”: “...El Ayuntamiento de Getxo lleva empleados más de 50 obreros, de los sin trabajo, en el arreglo de calles y caminos vecinales...” A pesar de ese esfuerzo municipal, en marzo, eran los maestros que regentaban las escuelas de los barrios de Algorta y Santa María quienes mostraban su solidaridad con los obreros de la localidad que se encontraban en paro forzoso, entregando en la Alcaldía la suma de 106 pesetas, producto de colectas realizadas en los centros docentes que dirigían.

Las organizaciones sociales desplegaban gran actividad. En junio se inauguraban los locales de “Solidaridad de Obreros Vascos” de Algorta, de la que era presidente el Sr. Lezamiz. Lo hacían con varios actos de carácter religioso, político y gastronómico. El primero en la iglesia de San Nicolas de Bari, el segundo en los terrenos de la Sociedad Euzko-Etxia, y el último en el Restaurante de Dña. Nicolasa Larrauri.

La vivienda era otro de los quebraderos de cabeza de los trabajadores, se puede decir que estas eran, en la mayor parte, casas de alquiler. Y lógicamente su mayor preocupación consistía en saber cómo iban a ser esos arrendamientos, máxime cuando ya desde el primer día del año aparecía en la prensa bilbaína noticias al respecto. Era la Asociación de Inquilinos de Getxo la que decía en aquellas paginas: “...La prórroga tan deseada del decreto referente a los alquileres ha sido firmada por el presidente de la República… Hoy, el inquilino, por medio de la prórroga que hemos conseguido, puede pedir la revisión de su renta a lo que fue el año 1914, con un aumento de 10 por 100 sobre la misma... Si tenemos presente el estado difícil de las cosas, ésta es una enorme ventaja obtenida en favor de la clase humilde y del empleado modesto que, percibiendo un sueldo reducido, se ve enfrentado con rentas exorbitantes que no puede pagar...”

Esa lucha se daba a lo largo de las márgenes del Nervión. Las exorbitantes rentas que se pagaban iban en aumento, viviendas que en el año 1916 estaban declaradas con un valor de 2.500 pesetas. Por un solo piso se pagaban 3.000 pesetas. Casas que antes rentaban la modesta suma de 65 pesetas, entonces, tras unas pequeñas reformas, pasaban a valer 250 pesetas. En marzo, La Asociación de Inquilinos, decía, refiriéndose a la actuación de los juzgados al aplicar la Ley de Arrendamientos: “...se regatea, cual si fuesen verduleras, gitanos o judíos para conseguir un indiscutible derecho, bien claro y bien definido, que marca la ley cual es la renta...” Para hacerse idea de de los que suponían estos costes, valga saber que el sueldo medio de un bracero en enero de 1932 era de 8,50 pesetas por día de trabajo, si tenemos en cuenta que solo se trabajaban una media de 26 días y no en todos los meses, el sueldo mensual era de 221 pesetas. La Cámara de la Propiedad Urbana de Getxo enviaba una comunicación el día 16 de enero, sobre la previsión de rentas, con motivo del decreto de inquilinato de 1932. Aquel decreto, según el criterio de la cámara, mantenía los aumentos de los precios de las rentas que los propietarios viniesen cobrando con anterioridad al 31 de diciembre de 1931.


En las mismas fechas se incendiaba el Nº 1 de la calle Kaletxu, un callejón ya desaparecido, entre las calles Mayor y Paulino Mendibil, en Las Arenas, que alojaba el taller de carpintería, de D. Francisco Gutiérrez, en el que se fabricaban muebles. El edificio era propiedad de D. Manuel Seco.


En la próxima entrada iremos viendo las tradicionales formas de mitigar aquellos desasosiegos, y algunos hechos históricos que acompañaron a nuestros vecinos.  

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