lunes, 10 de octubre de 2016

DOS PELOTONES EN GETXO



Para comprender los acontecimientos que iban a suceder, antes habría que situar el ambiente general en el Estado a finales del S.XVIII, con una monarquía casi en bancarrota que puso en venta tierras de la iglesia a cambio de bonos del Estado. Estas ventas fueron conocidas en conjunto como desamortizaciones. La época de la llamada “Insurrección del 68” o periodo de la “Guerra Grande” o “Guerra de los Diez Años”. Época en la que estalló la revolución liberal de septiembre de 1868. En en medio de la agitación que se vivía durante la última época del periodo isabelino que algunos llamaron “La última revolución liberal burguesa”; en Bizkaia, carlistas y liberales moderados mantuvieron bajo su control de forma casi permanente las instituciones forales vizcaínas: “...el día 30 de septiembre, se produjo una manifestación encabezada por una sección de carabineros. Los sublevados que daban vivas a la libertad y al ejército revolucionario y mueras a los gobiernos despóticos, recorrió desde el Arenal las calles de Bidebarrieta y Correo, para llegar a la Diputación y continuar hacia el Ayuntamiento y la Aduana, todo ello a los sones del Himno de Riego...” La diputación convertida en Junta se encargó del mantenimiento del orden de las instituciones provinciales.  

Era ese septiembre de 1868, cuando se estableció en Getxo que dos pelotones de hombres realizaran servicios de vigilancia por el Pueblo. El día 27 se celebró una sesión extraordinaria del pleno municipal, con objeto de establecer dicho servicio de vigilancia. Se decía en aquel pleno: “...en vista de los acontecimientos extraordinarios que atraviesa la Nación y en consideración de haber sido ausentados con dicho motivo, los carabineros de este pueblo, convendría adoptar alguna medida...” Según aquellos ediles se trataba de: “...asegurar la propiedad y establecer la tranquilidad de los vecinos...” Para lo que acordaron: “...establecer dos pelotones de tres (tres) individuos cada uno para la vigilancia nocturna de la población...” Para ellos se nombraron para el primer pelotón a los camineros D. Juan Antonio de Miragaray y D. Ángel de Egusquiza, a quienes acompañaba D. Vicente de Elosua. Eran sus funciones recorrer la población desde las ocho de la noche hasta el amanecer y el de los camineros hacerlo por la tarde en los caminos. Para el segundo fueron nombrados D. Manuel Iglesias, D. Simón de Zubiaga y D. José Manuel de Gorordo. Otras de sus funciones eran las de evitar que los pobres y mendigos foráneos se establecieran en caminos y población, siendo su trabajo conducirlos fuera del termino municipal de Getxo, así como de poner en conocimiento de las autoridades la presencia de cualquier persona sospechosa.



En agosto de 1870 se seguía insistiendo sobre las circunstancias excepcionales en que se encontraba el país. El día 27 del mismo mes el “Capitán General de las Provincias Vascongadas y Navarra” había publicado un bando dando a conocer a la población que se decretaba el estado de guerra en nuestro distrito. El vecindario había sido convocado en el salón de plenos la tarde del día anterior para darles a conocer las disposiciones decretadas: se establecía una vigilancia nocturna para “Asegurar la Propiedad” y mantener el “Orden Público”, mientras persistieran las circunstancias excepcionales. El servicio de vigilancia lo realizaron 10 hombres divididos en dos grupos, al frente de los cuales iba un cabo, dichos jefes de grupo eran D. José María de Larrazábal y D. Antonio María de Hormaechea, quienes recorrían durante la noche el pueblo, desde la Iglesia de Santa Maria hasta la casa de D. Jorge de Goya. Se habían asignado como jornal 10 reales por noche, que eran abonados con fondos municipales.

El 10 de septiembre el consistorio daba por finalizadas las circunstancias excepcionales, suprimiéndose el servicio de vigilancia nocturna. Una vez finalizados los enfrentamientos armados, el Gobernador Militar de la Provincia, daba orden de que se procediera a recoger las armas que se hubieran abandonado o permanecieran ocultas de las tropas Carlistas.




Mientras, el Pueblo volvía a las rutinas y debates, que ahora se referían a las listas electorales, las cuales eran cuestionadas por parte de algunos vecinos, llegándose al acuerdo en octubre de aquel año, de dividirlo en dos distritos electorales; a las obras del camino de Iturrieta a Telletxe y a todo lo relacionado con la Escuela de Náutica del Puerto Viejo.

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