lunes, 11 de mayo de 2015

UN PASEO POR LAS FIESTAS DE SANTIAGO Y SANTA ANA y -II-


En la anterior entrada finalizaba estas fiestas al comenzar el Siglo XX, con la llegada de nuevas atracciones, que venían a animar, más si cabe, al vecindario y veraneantes.

Las del año 1904, a decir por los vecinos que pudieron disfrutarlas, fueron unas de la celebraciones más concurridas y brillantes. Achacaban el éxito de las misma a la buena organización de los festejos por parte del consistorio. Numerosas calles, engalanadas con banderolas y gallardetes, destacaba el Hotel Ventura, que aparecía adornado con colgaduras, banderines y plantas naturales. Por la noche, en la calle Mayor, en una zona próxima a la plazuela del puente, se quemó una vistosa colección de fuegos de artificio y a continuación la banda municipal ofreció un comentado concierto. Aquel año el “Circulo Republicano” también participó en las fiestas organizando veladas literarias y recreativas en sus locales, entre otros actos el día 29 de julio ofreció un concierto con el siguiente programa:

Primera parte

1º Sinfonía por la orquesta del Casino de Lejona.
2º Certamen literario.
3º Adjudicación de diplomas a las mejores composiciones.
4º ”El Adiós del Recluta», por el Orfeón del Círculo.

Segunda parte

1º Sinfonía por la misma orquesta.
2º Un trozo de Historia Contemporánea, por J. C.
3º Monólogo «Los lentes del Cura”, por el señor Chillar
4º y último, Jota aragonesa por el Orfeón.

Durante 1918 y 1919 se celebraron esa fiestas aunque la repetición no coincidiera en los mismos días ya que se traslada a festivo. Aquel día 26 comenzó con un pasacalles seguido de la consabida misa mayor y una exhibición de dantzaris, conciertos y bailes, por al tarde noche en la campa de Santa Ana. La prensa de la época hacía notar la importante llegada de romeros a bordo de tranvías y trenes. Además de la instalación en torno a la campa de choznas, puestos de refrescos y churros muy visitados por los romeros. Quizá lo más novedoso fue que durante las fiestas de 1919, el día 27 de julio, repetición de las fiestas, en la Plazuela de Las Arenas, se realizó una proyección cinematográfica. Su divulgación se insertaba en todos los diarios de la época (La Tarde, El Nervión, El Liberal, El Noticiero Bilbaino, El Pueblo Vasco, La Gaceta del Norte y Euzkadi).


Mientras, en el Casino de Algorta, sucedía un hecho sin precedentes el 28 de julio de 1918, los agentes de vigilancia se presentaban en el Casino Algorteño, para pillar desprevenidos a los jugadores de azahar, incautando una ruleta y los accesorios de la misma (caja, rasquetas y mesa).

El primer programa impreso que se conserva es del año 1925, en el se recogen las fiestas de Santa Ana, y se incluía por vez primera una carrera ciclista con premios por un importe de 400 pesetas, la sociedad organizadora era el “Arenas Club”. Le seguía el 2 de Agosto la repetición de fiestas con el disparo de una colección de fuegos de artificio en la llamada “Plazuela de Las Arenas” (actual Plaza Bizkaiko Zubia). Era habitual en 1927 que algunos acordeonistas acudieran a esas fiestas congregando a su alrededor a gran número de personas, lo que llevó a algunos hosteleros a quejarse, uno de ellos Eusebio Alcorta, propietario del “Hotel Continental”, que estaba situado en la entonces “Plaza de Alfonso XIII”, nombre que recibía entonces la anteriormente nombra Plazuela, llegó a denunciar que: “...además de quitar vistas al hotel, interceptan el paso al mismo...”.

Nuevamente en 1941 volverían a un programa de fiestas las Fiestas de Santa Ana. Que en su repetición el día 27 de julio añadía a su programación la cucaña y fuga de patos, patos que fueron adquiridos a F. Landa por 355 pesetas. Además de realizarse una regata de bateles, utilizando unas balizas propiedad del Club Marítimo del Abra.


En 1942 se unirían a esta celebración, según rezaba en el programa de fiestas las de Santiago, por lo que es desde ese año cuando se unieron casi en uno, las Fiestas de Santiago y Santa Ana. Nuevamente la Plazuela había cambiado de nombre, siendo rebautizada con el nombre del dictador “Plaza del Generalísimo”.

Y aunque no pertenece a este barrio, quiero traer una anécdota relacionada con la celebración de Santiago, que en este caso afecta al histórico de Andra Mari (Getxo). Se empezó a celebrar por entonces, años 50, cualquier barrio que se preciara requería de santo patrono, las fiestas de Santiago, en el de Saratxaga. Como en la parroquia de Andra Mari no había imagen del santo, se llevaba una de la Virgen del Carmen y la colocaban en una balconada del cruce con la estrada de Goienetxe. Como no había dinero para comprar la imagen, tuvieron que hacer una colecta en la que participaron tanto Gohierri como Beharri. Así que finalmente tuvieron su imagen, pero la adquisición de la misma no fue muy acertada. Representaba a un “Santiago Matamoros” a caballo, espada en mano, bajo cuyos pies yacían los infieles, el tema fue muy comentado en el barrio.

En 1950 por primera vez se recogía en el programa festivo en la “Plazuela”, la primera fiesta del “Vestido Barato”, se celebró la víspera de la festividad de Santiago, contaba con un presupuesto de 5.000 pesetas. En el acta de festejos se recogía con bolígrafo rojo una anotación: “....en la rebautizada plaza...”. Se reservó la plaza de Santa Ana, para los días 26 y 27 de julio, en los que se celebró un concurso de jotas aragonesas, un concurso de armónicas para aficionados de la localidad y una carrera de cintas “para señoritas”, decía el programa. Muchos actos de la época se “amenizaban”, como en el caso de las de 1957, con lo que llamaban “Gran Espectáculo de Altas de Variedades” con la actuación de los grupos de la “Obra Sindical de Educación y Descanso”.



Será durante esos año 1950-60 cuando las fiesta de Santiago y Santa Ana llenaran la calle de su mismo nombre, desde Gobela a la Ermita, a ambos lados de la misma, con atracciones de feriantes (Carabinas de aire comprimido, tiro con pelotas de trapo, churrerías, puestos de venta de dulces y coco, tómbolas, etc.), reservándose para el entorno de la ermita, las grandes barracas: tiovivos de barcas voladoras, autos de choque, .la Hola (con sus barricas giratorias, sus focas con una pelota en el morro, que los usuarios hacíamos girar con la mano), balancés, carruseles de caballitos, tobogán, etc.), así como su lado derecho, al fondo, para el quiosco de música, y en la esquina de Máximo Aguirre con Santa Ana una zona dedicada a merendero. Otra de las atracciones de esos años, a finales de los 50, era el concurso de pesca de atún “Copa Abra”, como el celebrado en 1959, que atraían a multitud de curiosos, no participantes, al embarcadero de Areeta-Las Arenas, en el que sobre un flotante se mostraban las piezas cobradas, quienes participaban de aquel festejo eran fundamentalmente miembros del Club Marítimo del Abra.

En 1962 esas fiesta dejaron de aparecer en el programa festivo de Getxo, volviendo a él en 1964, anunciándose para el domingo 19 de julio la inauguración de las barracas. Volviendo a desaparecer al año siguiente. Dejaron paso a otras celebraciones que empezaban a adquirir más auge en esa fechas como las “Paellas de Azkorri”. En los últimos años se han vuelto a reanudar, pero ya no cuentan con la atracción que ejercían sobre el público como las mediados del Siglo XX. Quizá la llegada de la Tv y otros divertimentos fueran los culpables de esa paulatina desaparición, ya los jóvenes no necesitaban las plazas públicas para relacionarse, tenían las discotecas y el acceso al bar se habría paso. Algunas de las fotografías que incluyo en este articulo, nos acercan a aquellos días, en que el entorno de Santa Ana se llenaba de feriantes.


Hasta aquí un repaso por las fiestas de Santa Ana y Santiago, que después del apogeo de las primeras durante el Siglo XIX, continuarían con todo su esplendor, hasta que los cambios en las costumbres después de los años 50-60, hicieron que fueran decayendo las atracciones, que el barrio de Las Arenas, por la influencia de su gran playa y los balnearios, con todos los visitantes que arrastraban, fueran pasando al olvido.


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