lunes, 16 de marzo de 2015

LA NACIENTE POBLACIÓN DE BAÑOS -IV-


Terminaba la anterior entrada con algunas actividades de entretenimiento en Las Arenas. Hoy seguiré con las mismas y su difusión, más allá de nuestro entorno.

En junio de 1880 ya se anunciaban en la “Galería Balnearia de Las Arenas”, baños fríos, calientes y duchas a todas horas del día. En julio el llenazo de aquel establecimiento se hacía palmario, la prensa local recogía: “...Estos últimos días se ha animado extraordinariamente la hermosa playa de Lamiaco...”, así llamaban a la Playa de Areeta-Las Arenas. Y seguían: “... En el establecimiento de los Aguirres había ayer por la mañana unos setenta huéspedes y se había recibido encargo de preparar habitaciones para otros veinticinco que debían llegar por la noche...,...Las demás casas de la playa van también llenándose y dentro de pocos días será difícil proporcionarse local en dicho punto....”.

Resultan curiosos, ahora que todos los precios son desorbitados, los de aquellos años: La merluza estaba a 8 reales la libra (0,45 kg), los txipirones entre 5 y 8 reales según tamaño y la langosta, también según tamaño, entre 3 y 7 reales.

Durante el mes de agosto se celebraron en el Balneario de Baños de Mar Bilbainos grandes fiestas, con conciertos de 21 a las 22 horas, con un programa compuesto de las siguientes piezas: “Norma Guaira”, “Serenata Morisca”, seguidas del segundo acto de la ópera Poliuto (tragedia lírica de Gaetano Donizetti), finalizando con un “Minueto”. Terminaba aquella velada con un baile desde las 21 hasta 23 horas. Finalizaba aquel verano con la siguiente noticia: “...Anoche vimos recorrer nuestras calles la primera golondrina de invierno, de las que suelen anunciar la proximidad de esa triste y nebulosa estación, mientras que una vendedora de castañas anunciaba su mercancía gritando !quién las quiere calentitas!..”. Así se despedía la estación del estío, con un lastimero: “...!Adiós, estación hermosa del verano, adios!...”.


En julio de 1883 se anunciaba a bombo y platillo la apertura de esa galerías de baños de mar en Areeta-Las Arenas, indicando que los baños de playa, así como los calientes y duchas, estos dentro del establecimiento, se realizarían desde el primero de julio hasta finalizar septiembre. En aquella misma fecha, se anunciaba el inicio de las obras en el Casino Algorteño. Era presidente del mismo Martín Berreteaga. Otra de las noticias de aquel mes era: “...Las renombradas patatas de la Vega de Santa Eugenia (Las Arenas), se encuentran desde hoy a la venta, al precio de treinta y cinco céntimos el kilogramo...,...Para pedidos al por mayor, tubércuIos y semillas de las 7 variedades que se cultivan en la citada vega, dirigirse á D. Miguel A. Vitoria, Las Arenas...”.

Resultaba enternecedor comprobar la sensibilidad de algunos areneros en aquella época hacia la tranquilidad de nuestra playa y su poca sintonía con el arte taurino, durante las fiestas de Santa Ana, que al parecer resultaron muy concurridas: “...se corrió un novillo en la playa de Las Arenas, que por cierto disgustó sobremanera a la inmensa mayoría, en particular a los bañistas por los muchos sustos recibidos por las señoras y niños que se hallaban en dicha playa, así como otros individuos que no son aficionados a tales diversiones....”, se hacía un llamamiento al Sr. Alcalde para que en lo sucesivo se dispusiera de un sitio separado para que: “...se haga merecedor de los aplausos y plácemes de la gente pacífica y poco aficionada al arte taurino...”. La Galería balnearia de las Arenas anunciaba que: “...En la dirección del tranvía y en los coches, por los conductores se expenden abonos combinados de tranvía y baño en la playa, para nueve baños, al ínfimo precio de 54 reales, con opción el abonado de viaje de ida y vuelta desde Bilbao a Las Arenas, y servicio de baño de 2 reales...”, como nota txirene indicaban “el baño sale gratis”.


Para fomentar el turismo durante 1884, en la fiestas de San Isidro en Madrid, se repartieron más de 4.000 prospectos propagandísticos, dando información de nuestro barrio y de su hermosa playa. Propaganda que fue costeada por todos los establecimientos de la localidad, a fin de conseguir una mayor afluencia de bañistas a nuestros establecimientos hoteleros y playa. Eran tiempos de crecimiento y reformas, la mayor parte de ellas pensando en los veraneantes. Al parecer algunos decían que los lugares de paseo de Las Arenas tenían el inconveniente de estar constantemente caldeadas por un sol de justicia. Por eso se había construido un hermoso paseo desde las instalaciones del “Balneario de Baños Bilbainos” hasta la capilla de Santa Ana. El paseo discurría por un entorno paradisíaco, rodeado de frondosos pinares y extensas y verdes praderas que los amenizaban. Mientras las inmediaciones de la playa estaban rodeadas de frondosos bosques que refrescaban el ambiente. En los muelles, también se estaban realizado reformas para embellecer y dar comodidad a todos los paseantes. Otra de las mejoras estaba relacionada con las comunicaciones, se había instalado en el balneario una estación telegráfica.

Mientras que desde Francia empezaban a llegar noticias inquietantes del avance de la epidemia de cólera, con escenas dantescas en algunas de sus ciudades, en la población de Toulon (Provenza-Alpes-Costa Azul), en casi todas las calles se encendían grandes hogueras, por lo que apenas oscurecía, las calles presentaban un aspecto fantástico. Delante del hospital de la Marina, una multitud de mujeres clamaba alrededor de las hogueras. En nuestras calles, los vecinos y veraneantes disfrutaban de un placido verano, pero la plaga del cólera que se inició en 1834, también aparecía por nuestros barrios, aunque a menor escala.



Eran otras las preocupaciones de aquella élite veraniega, las prescripciones de los médicos de la época de los baños calientes, aconsejados para enfermedades reumáticas, hacían que cada vez más personas demandaran aquellas curas. Precisamente uno de aquellos visitantes, que demandaron algún tipo de tratamiento, durante el mes de julio, fue el Cardenal Arzobispo de Toledo, quien acudía diariamente desde Bilbao a nuestra playa, a tomar baños de ola, “decían”.


En la siguiente entrada veremos como fue decayendo esa actividad veraniega con la perdida de la gran playa de Areeta-Las Arenas, mientras las actividades relacionadas con los baños de mar, poco a poco se iban trasladando a Algorta e iban perdiendo el esplendor de los primeros años.

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