jueves, 12 de marzo de 2015

LA NACIENTE POBLACION DE BAÑOS -III-



En la anterior entrada terminaba con los servicio de vapores, noticias de las guerras Carlistas, y la solicitud de construcción de balnearios en Las Arenas y Algorta, así como de otros asuntos relacionados con la nueva moda de baños de mar.

El 9 de julio de 1878, se publicaba en la “Gaceta de Madrid” una Real Orden, en la que el Director de Obras Publicas C. Toreno daba cuenta de la autorización concedida a Narciso Goiri para construir en Las Arenas (Getxo) un Balneario. Un año más tarde sería Alejandro María Meñaca quien solicitaba un permiso similar para construir otro balneario, esta vez en la playa de Ereaga de Algorta.

El nacimiento en nuestro municipio de esta moda surge de manos de la familia de Máximo Aguirre, quien había adquirido los terrenos de la llamada “Vega de Lamiako” y las dunas de Las Arenas, a mediados del Siglo XIX; tras el fallecimiento del patriarca en 1863, sus descendientes iniciarían la construcción del establecimiento de “Baños de Mar Bilbainos”. Aquel establecimiento foco de atracción veraniega de la época, gracias a las campañas de promoción turística, atrajo a la burguesía bilbaina, madrileña y a la aristocracia. A esta promoción se unirá en 1872 la Compañía del Tranvía entre Bilbao y Las Arenas, que en su nacimiento fue de tracción animal (caballos), y que en 1887 pasaría a ser eléctrico; eso sumado a la construcción de los ferrocarriles de ambas márgenes de la ría (1887-1888), intensificará la moda de baños de mar.

Durante la segunda guerra carlista, el balneario se vio convertido en acuartelamiento de tropas durante algo más de seis meses. Se produjeron daños que lo mantuvieron durante un tiempo cerrado. Su reapertura, con ampliación del edificio incluida, se produjo en 1876.


En 1876 las noticias referidas a los Balnearios de nuestro Pueblo se prodigaban en la prensa, y ya para primeros del mes de junio, se recogía quizá el que pudiera ser uno de los primeros anuncios relacionados con el establecimiento de “Baños de Mar Bilbainos” en Areeta-Las Arenas. En el mismo se decía: “...Se arrienda este magnífico establecimiento, todo amueblado y que puede hospedar a más de doscientas personas...”. En julio de aquel año, en el mismo diario “El Noticiero Bilbaino”, se recogía la siguiente noticia: “...Las playas de Portugalete, Santurce, Algorta y Lamiaco están llenas, puede decirse, de bañistas, entre los que se encuentran numerosos forasteros, y buena prueba de ello es que son varios los vapores de ría que hacen el trayecto de aquí a Portugalete y casi siempre van y vienen con muchos pasajeros....”. Otra de las formas de transporte eran los carruajes de los que se decía: “...se ha indicado al Gobernador la necesidad de que los mismos sean sometidos a reconocimiento antes de permitirles trasportar viajeros...”, al parecer debían de tener problemas de seguridad.

La prensa se preguntaba retóricamente en julio de aquel año ¿Qué habrá mañana en las Arenas?, y a continuación añadían: “...En Las Arenas se repite hoy la romería de Santa Ana que tan concurrida y animada estuvo el martes último...,...Las Arenas es hoy el punto predilecto de reunión de cuanto la villa invicta encierra de más bello, más decidido, más granado, más jovial y de más ejecutivo...,...Es que en las Arenas se respira el fresco ambiente del mar, tan necesario para la vida en esta época en que el calor nos ahoga...,...En las Arenas se disfruta de la vista de un lindísimo paisaje; de una brisa bienhechora que abre el apetito, pudiendo satisfacerlo instantáneamente con manjares bien condimentados en el establecimiento titulado Baños de Mar Bilbainos...,...En fin, Las Arenas ofrece toda clase de distracciones para los que no tienen otra cosa en qué pensar, que en dar gusto al cuerpo y dulce embelesadora expansión al espíritu...”. Lo referido por la prensa expresaba sin necesidad de más matices la belleza de este barrio, y la suntuosidad gastronómica de la que disfrutaban en aquel balneario quienes podían permitirse no pensar en nada.


La fiebre de apertura de nuevos negocios, relacionados con los servicios a aquella actividad veraniega, veía crecer nuevos establecimientos, uno de ellos era la “Fonda de Lazurtegui”, que adapto su oferta veraniega, para calmar la canícula que durante aquellos veranos, al parecer hacía en el barrio, ofreciendo en su establecimiento artículos que ya otros expedían. El 29 de Julio de 1879 anunciaba a sus clientes: “...este establecimiento servirá en adelante, los jueves y días festivos, helados de varias clases, a 2 reales el entero y 1 real el medio...”. Pero al parecer la demanda de comidas y alimentos en la playa no se veía satisfecha, así que algún comerciante local decidió abrir ese servicio, se trataba de Francisco Fuentes, quien empezó a servir comidas y meriendas a precios, al parecer, asequibles para algunos visitantes, menos favorecidos por la diosa fortuna. Por aquellos años ya dirigía el establecimiento de “Baños de Mar Bilbainos”, quien fuera primer concejal de Las Arenas Andrés Larrazabal.

También las actividades musicales venían a acompañar la demanda de entretenimiento, que generaba aquella ola veraniega. Dentro de ella se ofrecían conciertos y animación callejera. De aquellos conciertos de música, cabe destacar el ofrecido en el “Casino de Las Arenas”, por Arturo y Eugenio Santos, para amenizar los intermedios del baile utilizaron un instrumento entonces novedoso, que según escribieron llamaban “Cacofono”, debía de ser algún instrumento de cuerda que emitía sonidos poco agradables, !quizá de hay derivara su curiosidad!, además utilizaron en aquella actuación piano, flauta y canto. Años más tarde, en 1927, la Junta Directiva del Casino de Las Arenas, y en su nombre Pedro Lejarreta, solicitaba premiso apara celebrar un baile a las 10 de la noche, el domingo 6 de noviembre, en los locales de dicha sociedad. Ese baile estuvo animado por un sexteto.



La compañía del Tranvía, para aumentar su clientela, y de paso animar el barrio, decidió la contratación de dos bandas de música, la del “Regimiento Toledo” y la “Armónica” de Bilbao”, esta última contaba con 30 profesores. Sus actuaciones, de forma alternativa, se realizaban en la “Plazuela de Las Arenas” (Plaza del Puente), todos los jueves y domingos, eso sí, con la condición de que el tiempo acompañara, de 16,45 hasta las 21 horas. Dentro del programa que de esta última banda, ofreció en aquellos días, estaban algunas melodías, que muchos de los que peinan canas, recordarán por haberlas oído alguna vez durante su niñez: El pasodoble “El Marcial”, el vals “A escape”, la mazurca “Los Campos”, el chotis “Bilbao”, la sinfonía de los “Giraldos” (Adam), finalizaban como solía ser habitual con un bailable, en este caso una jota aragonesa.

En la siguiente entrada, ya en el año 1880, veremos algunas de las actividades, que como la anterior, amenizaban Las Arenas durante los días del estío en torno a la actividad de los baños de mar.



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