miércoles, 24 de septiembre de 2014

NAVARRO, UN CABALLO DE PRUEBAS


Aunque la tradición en Euskal Herria de las pruebas de arrastre de piedra era con bueyes, y Getxo fue referente de las mismas, no es hasta el programa de fiestas de 1935, cuando en un documento municipal, se recogerá esta modalidad, además aquel año se realizaría la prueba de arrastre de piedra por hombres “Giza probak”. Aquella prueba se ejecutó en grupos de seis hombres. Y curiosamente, no se celebraría ni en la festividad de San Isidro (15 de Mayo) o la de Andra Mari (15 de Agosto). Se celebró el 16 de dicho mes, festividad de San Roque, fiesta por otro lado de gran tradición en aquellos años en el barrio de Andra Mari. Las “Giza probak” vivieron su época dorada en la segunda mitad del siglo XX con nombres como los de Lázaro, Aitor Totorika “León de Markina”, entre otros. 
 
Será a finales de los 80 cuando irrumpirá, casi por casualidad, una modalidad que actualmente está muy extendida la Zaldi-Probak (Arrastre de piedra mediante caballo). Y lo hará con un caballo de origen riojano de nombre “Navarro”, como una de las atracciones que un grupo de getxotarras del “Txoko Arteaga”, situado en la calle Mirua de Andra Mari, idearon para recabar ayuda para la asociación de disminuidos psíquicos de la zona. 
 
La idea surge entre un grupo de amigos de dicho txoko, formado entre otros por Txomin Bilbao, José Mari Bilbao “Txini”, Juan José Zuazo, Miguel “El Eibarrés”, Kike Prieto, Luis Madariaga “Soka”, Dionisio Madariaga, Josetxu Bilbao “Patas”, Laraudogoitia “Marmolin” y Felix Garai. Compraron aquel caballo en Entrena (Rioja). Tenían ganas de hacer cosas en el pueblo, pero tenían un problema: no estaban legalizados como txoko, así que por mediación de Benito García que era de Itxas Argia, tuvieron la cobertura legal. Tomaron la decisión de comprar aquel caballo para hacer pruebas, exhibiciones y dar ambiente al pueblo. 
 
Era un caballo especial, de gran presencia, según sus compradores “fabuloso”. Lo compraron en 1986 y lo trajeron a Getxo, lo metieron en la cuadra de Felix Garai en Iberre. Según cuentan: aquel percherón trajo paz a la cuadrilla. Y es que solían tener algunas discusiones derivadas del ambiente excesivamente politizado de la época, y sin embargo: “...cada cual era de una corriente, pero gracias al caballo llegamos a no enfadarnos nunca...”, fue una de las virtudes de aquel animal. 

 
Aquel equino era entrenado por “El Eibarrés”. Todos los días lo llevaba a pasear por la Galea. Durante unos días que el entrenador estaba ausente, el caballo empezó a cojear. Cuando llegó y vio al animal, exclamó “...!pero que c... habéis hecho al caballo!...”, cogió un balde de lejía le dio unas friegas en la pata y le limpió algún objeto extraño que tenía en la pezuña. El pobre animal trotó agradecido por recobrar a su cuidador. 
 
Realizaron una serie de exhibiciones en el probadero de Getxo, una de ellas fue una apuesta, a ver quien hacía más clavos, enfrentando el caballo a los remeros de Algorta. Alguno de ellos resultó lesionado; a Gatika en fiestas de San Marcos, acudieron con gran ánimo, con la idea de presentar el caballo en sociedad, pero no contaron con la adversidad, se habían suspendido las fiestas, porque se había declarado una peste de ganado y no permitían realizar aquellas exhibiciones. Dejaron a Navarro amarrado allí, junto a la iglesia, y se fueron a comer a otro pueblo cercano, parece que animados por unos tragos después de la comida, discutieron y el responsable del caballo “El Eibarrés”, enfadado, cogió el equino y cabalgando “...klin, klin, klin...” volvió a Getxo, con sus amigos siguiéndole los talones con el coche.
 
Otra de aquellas exhibiciones fue en “La Puebla de la Barca” (Araba). Llevaron incluso la piedra para la prueba. Caballo y piedra fueron a bordo del camión de Matías Mota “Mati”. Salieron en el programa de fiestas de la localidad Arabatarra. De ese día guardan un recuerdo imborrable por un sucedido que aconteció. Una de las personas que acudió a ver aquella exhibición fue el anterior propietario del caballo “Navarro”, parece que el caballo le reconoció y eso le emocionó tanto, que recuerdan: “...se agarró al caballo y empezó a llorar...”, no pudo evitar aquellas lagrimas. Otro de los escenarios de exhibición de aquel animal fue el barrio de Algorta. Para tan alto honor engalanaron al jumento con toda suerte de abalorios, en las cinchas de su cabeza, a ambos lados le colocaron unas pequeñas Ikurriñas, y lo pasearon por el centro del pueblo, acompañados por txistularis. 

 
 
Precisamente antes de adquirir a “Navarro”, tenían apalabrado otro semental en esta población, pero el animal no llegó a ver nunca Getxo. Murió la semana anterior a efectuarse la compra. Era muy joven. El dueño lo llevó a vendimiar, y debió de realizar un trabajo a pleno sol que resultó fatal para el pobre equino.
En toda esta historia se entrecruzan otras paralelas, ya que relacionado con el otro caballo, “Navarro”, tuvo lugar un hecho que atañó a la “Ikastola Geroa”. En esos años, para ayudar a la Ikastola, la familia “Isla-Lombera” dejó un local situado en la calle Maidagan, cerca de la barbería de “Bitoren”, que funcionó como Bar-Restaurante. “La Herriko Taberna”, se servían cenas los fines de semana; Precisamente en una de las juntas que se celebraban los martes, el responsable de la misma, al dar cuenta de los gastos, comentó una partida de pienso para un caballo. Aquello provocó un encendido debate, ya que ningún miembro de la junta conocía de la existencia del mismo. 
 
Dentro de la vida y las andanzas de aquel caballo, una de las muchas actividades que realizaron, fue una rifa a beneficio de la “Asociación de Disminuidos Psíquicos de Getxo”. Poco a poco la gente se fue cansando del pobre “Navarro”, ya que también fue sorteado. La rifa se celebró el 6 de Julio de 1990. La verdad es que le echaron imaginación. Sólo hay que ver las viandas y objetos de las más variadas condiciones que incluyeron en la misma: desde gallos de pelea, caza, conservas y vino hasta servicios sanitarios, masajes en Baiona, entradas para San Mamés, cuadros al carboncillo y monedas de cobre de 1870 (Ver rifa en fotografía inferior). Todas aquellas viandas y objetos fueron donativos que gente desinteresada ofreció para aquella buena causa. Aquella rifa se realizó contando con la ayuda de mucha gente del pueblo. incluso los Trinitarios de Algorta colaboraron, precisamente fue uno de los frailes quien vendió el numero agraciado. Pero una de las habilidades de los frailes no fue la de dar el caballo al ganador, si no el equivalente en dinero de su precio, lo que provocó que nuevamente el txoko Artega, se viera en la necesidad de mantener y cobijar al percherón. 

 
El pobre “Navarro” estuvo un tiempo más en la cuadra de Felix Garai en Iberre y de ella pasó a la de Fran Menchaca en Maidagan. En ella estuvo hasta enero de 1991, hasta que fue vendido. Hasta aquí una de tantas pequeñas historias, que gentes de uno de los barrios de Getxo protagonizó, para ayudar a sus vecinos más desfavorecidos, y que gracias a la colaboración de Txini Bilbao hoy he podido traer a estas paginas. Getxo ha sido un pueblo de “txirigoteros amables”. Sus gentes han sabido sacar buen provecho a su buen humor. Porque sus acciones, además de sacar risas a los que las escuchan, siempre han servido para hacer el bien. Es una lástima que “Navarro” no tuviera una escultura en el cruce de La Venta.

1 comentario:

  1. Buenos días,
    Me gustaría invitarle a una presentación que tendrá el jueves día 9 de octubre http://edicionescivicas.org/presentacion-y-firma-de-libros-en-aixerrota/ y que está relacionada con la historia del molino de Aixerrota

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