jueves, 31 de octubre de 2013

CUANDO LOS BARCOS VOLADORES AMERIZABAN EN AREETA


Los barcos voladores, los hidroplanos o hidroaviones, aquellos viejos cacharros, que a principio del Siglo XX surcaron, ante los incrédulos ojos de nuestros vecinos, los cielos del litoral vasco. Dieron sus primeros pasos ya desde 1912, por los cielos de Areeta-Las Arenas.

A principios del siglo XX, Francia estaba muy interesada por unir su metrópoli con sus colonias africanas. La compañía “Lignes Aeriennes Latécoère”, ideó establecer el estado español, como territorio de paso, de tres aeroplazas, en lo que sería la primera línea comercial aérea que surcaba la península en su recorrido Toulouse, Barcelona, Alicante, Málaga, Casablanca, en los ya famosos biplanos Breguet XIV. Esta línea se inauguró oficialmente el 1º de septiembre de 1919. Le seguirían otras rutas hacia el norte de África, en 1924 conseguiría abrir una nueva línea desde Alicante a Orán, servida en esta ocasión con hidroaviones, y en junio de 1925 prolongaría la línea de Casablanca hasta Dakar.

Mientras las líneas aéreas en Europa surgían por doquier, en el estado, surgían iniciativas que no llegaban a cuajar. Finalmente daría sus frutos el tercer intento por establecer una linea regular, con la ayuda de la empresa francesa “Societé des Transports Aériens du Sudest”. Se traba de la “Red de Hidroaviones del Cantábrico”, empresa que ostentaba la representación en Bilbao de la “Societé Franco Bilbaine des Transports Aériens”, cuyo fin era el transporte de turistas y paquetería entre Baiona y Bilbao. 

 
Esta línea utilizaría aviones de la empresa “Hidroavions Georges Lévy”, sociedad que sería absorbida por la de los hermanos Farman, que construyeron el modelo con la denominación de Farman-Lévy, también los modelos Lévy-Lepen o Farman-Lévy. Estos tres modelos serían los que iban a dar servicio a la línea aérea Baiona-Bilbao durante aquellos “locos años veinte”. Utilizando como hidroescalas el estuario del Adour y el Abra de Bilbao, y en ella como zona de amerizaje Areeta-Las Arenas.

Es en este contexto, a pesar de que hoy parezca lejano en el tiempo, como Areeta-Las Arenas fue pista de amerizaje de una compañía de Hidroaviones la “Compañía Franco Bilbaína de Transportes Aeronáuticos”. Hacían el servicio Baiona-Donostia-Bilbao, los vuelos eran diarios. Generalmente, se volaba de Baiona a Bilbao por la mañana, empleando en el vuelo alrededor de una hora y veinte minutos en condiciones atmosféricas normales. Por la tarde el hidroavión regresaba desde Bilbao a Baiona, necesitando aproximadamente el mismo tiempo. Las salidas desde Areeta eran a las 16 horas de la tarde. Los precios eran elevados para la época, oscilaban entre los 250 francos de la ida y los 425 de la ida y vuelta. La empresa contaba con oficinas para venta de billetes en la calle Barria Nº 10 de Areeta.

Esta línea se inauguró el 27 de junio de 1920. Aquel día estaba previsto que sobre las 11 de la mañana, llegara la escuadrilla militar francesa, quien iba a realizar unas evoluciones sobre Bilbao, y posteriormente amerizar en el Abra. Mientras tanto miles de curiosos areneros se agolparon, en el entorno de la playa, para contemplar aquel hecho histórico. Para muchos era la primera vez en su vida iban a presenciar las evoluciones de un avión, sobre las aguas de Areeta-Las Arenas.


El acto inaugural, como no podía ser menos, contó con la presencia de varias autoridades, el ministro de aviación francés, con algunas personalidades del ministerio, fueron recibidas en la Diputación de Bizkaia, por el director de aviación Sr. Echagüe. En el mismo, pronunciaron un discurso el presidente de la Diputación y el gobernador civil, finalmente el ministro francés hizo votos para que el nuevo servicio fuera un nuevo lazo de unión entre ambos pueblos, bañados por los mismos mares. Terminó su discurso imponiendo la cruz de la Legión de Honor al presidente de la Diputación, en nombre del Gobierno francés. A continuación la banda de música entono la Marsellesa y la Marcha Real.

El primer hidroavión realizó sus primeras evoluciones sobre la playa de Areeta a las 12 horas, el publico entusiasmado, rompió en aplausos, la aeronave amerizó suavemente frente al embarcadero, junto al Club Marítimo del Abra. Un segundo aparato surcó la ria hacia Bilbao, a su paso dejó caer numerosas banderitas. Al retornar hacia la playa de Areeta, cuando procedía a amerizar, golpeo ligeramente el mástil de una embarcación, apostada para presenciar el evento, a pesar del pequeño incidente logro tomar “agua”, sin que el efecto del encontronazo, salvo algunas ligeras averías, tuviera mayores consecuencias. Aquel día amerizaron en diversos lugares del litoral Bizkaino varios hidroaviones, alguno de ellos lo hizo en la playa de Ereaga.

Los vecinos de Areeta se agolpaban y contemplaban maravillados aquellos aparatos, varados ya sobre la arena de la playa. Las vestimentas de riguroso negro, contrastaban con la blancas playeras. Entre las casetas de baño, que iniciaban su montaje veraniego, algunas señoras, se protegían del viento del nordeste que debía llegar algo frío para la época. 

 
Aquel evento termino con una sustanciosa comida servida, a las 13,30 horas, en los locales del “Club Marítimo del Abra”. A la que asistieron diversos representantes del estado francés, así como la flor y nata de la industria, la banca y la prensa bilbaina. Durante la tarde se continuaron realizando vuelos de exhibición para distracción de los vecinos de ambas margenes de la ria, ya que desde el muelle de hierro de Portugalete, siguieron aquellas acrobacias los vecinos de la Villa.

Estaba previsto que al día siguiente comenzara el servicio regular entre las ciudades de Bilbao y Baiona, transportando viajeros y paquetería pequeña. Mas tarde una vez realizados los tramites internacionales comenzó a funcionar el servicio postal, actividad que se preveía de gran utilidad para el comercio.


Sin embargo la emoción de aquella hazaña, quedó ensombrecida, ya que al día siguiente, fecha en la que se iniciaba el servicio regular entre las ciudades de Bilbao y Baiona, algunos de los hidroaviones continuaban sin poder remontar vuelo. El primero estaba previsto que realizara su salida con la pleamar, otro de ellos tuvo que esperar hasta reparar sus averías. El capitán y los mecánicos partieron hacia Baiona en tren. Otro de los aparatos que por una avería caería en Bermeo, iba pilotado por el por el coronel francés Jacob, que fue trasladado a Baiona en un camión.

A partir de Marzo de 1921, tras los vuelos de prueba, la línea se amplió hasta Santander, inaugurándose la misma el 15 de Abril, la frecuencia continuó siendo diaria.

Pero en alguna ocasión los accidentes sucedieron con pasajeros a bordo, tal fue el caso de Madam Simón, quien tras un accidentado vuelo entre Baiona y Bilbao, el hidroavión por una avería, se vio obligado a realizar un amerizaje cerca de Lekeitio. La pasajera, una vez hubo desembarcado, con gran estoicismo, pidió un automóvil para trasladarse a la Villa de Portugalete.


Sin embargo, una sucesión de incidentes y algunos accidentes graves, incluso con víctimas, producirán un progresivo alejamiento del público con la consiguiente disminución de la demanda, lo que hizo que los vuelos se fueran espaciando y la frecuencia de los mismos disminuyera a uno por semana, suspendiéndose definitivamente la línea en el verano de 1921.

No fue esta la unica incursión aérea sobre nuestra playa, en 1912 el aviador francés Jean Louis Conneau, conocido bajo el seudónimo André Beaumont, de quien ya hable en la entrada del martes 7 de Agosto del 2012, ya había dejado su estela sobre nuestro litoral, elevándose a una altura de 500 metros sobre nuestro cielo. Este al igual que otros acontecimientos formaron parte del paisaje de nuestro barrio, en aquellos atrevidos años 20.

miércoles, 30 de octubre de 2013

LOS PUENTES DEL GOBELA -I-


Los puentes del río Gobela, esos accesos a las propiedades de algunos de aquellos primeros colonos. Puentes que tras la “Ley Madoz o Mendizabal” desamortizadora del 1º de Mayo de 1855, darían acceso a los nuevos propietarios de aquellas tierras, que anteriormente habían sido propiedades comunales. Tuvieron sus inicios en el pasado Siglo XIX.

Aquel puente lugar de paso de vecinos, carros y animales del barrio de Areeta-Las Arenas, primer puente del que se tiene constancia escrita, unía los arenales de la Vega de Santa Eugenia con el barrio de Areeta. Con anterioridad ya existía un viejo puente de madera, que el paso del tiempo y los envites de las riadas, fueron minando.

Ante las quejas de los vecinos por la falta de un puente en condiciones de seguridad, en el río Gobela o Gresaltzu, ya que el existente al paso de los carros dejaba caer arena sobre el curso del río, lo cual provocaba su estancamiento e inundaba la extensa vega de Santa Eugenia, impidiendo las labores de labranza del lugar. El Consistorio tomó cartas en el asunto.


Por ese motivo el 21 Marzo de 1847 se procedió a dar los primeros pasos para su sustitución. El escribano municipal Dn. Ignacio de Arias, recogía en sus actas aquella obra. Dicho acto contó con la presencia de los regidores municipales Dn. Manuel de Barandica, Dn. Miguel Antonio de Uriarte, Dn. Juan Antonio de Cortina, Dn. Juan Bautista de Zalduondo y Jose Manuel de Sarria. En la misma se decía “...se consideraba útil y necesaria la reedificación del Puente arruinado de los arenales en el Río nombrado de Gobelas...”.

Dicho puente que fue ejecutado con madera, tenia 5 metros de ancho y una luz de 15 metros, se ejecuto sobre machones de cantería. En sus laterales contaba con muros de cantería, los cimientos eran de hormigón.


Requirió de la aprobación del Gobierno Político de Bizkaia (ver sello de dicha institución al en la parte inferior). Que el 27 de Marzo de 1847 enviaba su conformidad para la realización de dicha obra, indicando que se cursara circular a los vecinos. La notificación oficial de la obra aparecería en el Boletín de la Provincia del 18 de Octubre siguiente. El anuncio de la subasta de las obras se realizó el 20 de Abril de 1847. 

 
Aquella obra que fue ejecutada por Dn. Antonio de Menchaca, contó con una denuncia formulada por Dn. Juan Martin de Aguirre el 6 de Septiembre de 1847. En dicha denuncia afirmaba que las obras no se habían realizado de acuerdo con la condiciones estipuladas en el remate. Solicitaba se descubrieran las cimentaciones, para comprobar que se había profundizado los establecido en el proyecto, y que la estacada y emparrillado también cumplían dichas condiciones.

Tal era la seguridad de que no se había hecho de acuerdo con el proyecto, que el denunciante se comprometía, en caso de no tener razón a “...abonar todo el coste de la demolición y nueva ejecución del citado puente...”. 

 
El Maestro de obras, nombrado por los regidores municipales, Dn. Jose Antonio de Olascoaga, con titulación de la Academia de San Fernando, realizó la inspección de aquella obra. En su informe declaraba, que toda la estructura visible del puente, estaba ejecutada de acuerdo con lo establecido en el proyecto de ejecución. No podía hacer informe sobre la cimentación, ya que no había podido revisarla al tiempo de la ejecución, y en el momento presente no se podía realizar dicho reconocimiento. Por lo que omitía el informe de seguridad de la obra. No obstante decía que se podía dar un plazo de 4 años para comprobar que dicho puente no ofrecía peligro, y creerse que no ofrecía peligro la obra.

El 27 de Noviembre el Ayuntamiento daría luz verde a aquellas obras, rechazando la denuncia de Dn. Juan Martin de Aguirre. Por lo que las obras se daban por correctamente realizadas. Obviamente las fotografías del puente sobre el río Gobela, que acompañan esta entrada, no corresponden al año 1847, simplemente son para darnos una idea de como ejecutaban aquellos puentes, ya que estas son posteriores. Mas tarde se realizarían nuevos puentes sobre el río Gobela, de los que en otras entradas, hablaré en estas paginas.

martes, 29 de octubre de 2013

LA TRADICION ORNITOLOGICA EN GETXO


En nuestro entorno próximo tenemos uno de los lugares mas privilegiados para contemplar y oír a numerosas especies de aves, el Humedal de Bolue. Situado en la confluencia entre el río Gobela y el arroyo del Larrañazubi, este paraje antes estuvo localizado en un área de mayor extensión, la vega de Fadura o Gobela. Zona húmeda de agua dulce, única de estas características, en el litoral costero.

Pero a pesar del interés de este paradisiaco lugar, no es de quien hoy toca hablar. Aprovechando su relación con el estudio de las aves, de la tradición centenaria que sus cantos han ejercido, sobre cantidad de aficionados y amantes de los pájaros.


Hoy traigo este tema, los pájaros cantores, aves a quien se priva de su libertad, para disfrutar de sus trinos, en privado o en innumerables concursos. Recojo a continuación alguna de las expresiones, de esta tradición en nuestro municipio, tradición que se ha desarrollado fundamentalmente en concursos, como el celebrado en 1954, bajo la denominación de “Concurso de Pájaros Cantores”.

El 24 de Junio de 1954, en medio de aquella ola triunfalista que a los golpistas de 1936 aun les inundaba, se celebró uno de esos concursos, en la “Campa de la Avanzada”. El concurso se realizaba para las variedades de Jilgueros, Canarios y Pardillos. Aquel concurso contaba con la colaboración del Ayuntamiento de Getxo y la sociedad pajarística “Artxandazar”. El domingo anterior ya se había celebrado una exhibición de estas aves, que tuvo gran éxito de afluencia de público.


Los comentaristas de la prensa decían de aquel evento “...tuvimos presentes a unos entusiastas embajadores, la afición pajarística santanderina, que destacó por sus pájaros y la preparación del sus equipos, estuches con capacidad para dos jaulas y “carcel” para las crias...”; “...los pájaros por estar mas en sazón a estas alturas de temporada, cantaron con mas brío...”. Tanto jilgueros como pardillos, anunciaban buenas maneras, presagiando días de de trinos irrepetibles.


En la variedad de mixtos de jilguero y canaria, figuraron los calificados de concursos anteriores. En aquella ocasión cedió el primer puesto el ganador de años anteriores Jacinto Bertolín de Bilbao, a mixto de jilguero y canaria del vecino de San Salvador del Valle Prudencio Arteagabeitia. El premio de honor al mejor jilguero recaería el el vecino de Algorta Jose Barrenechea. Otro de los clasificados, este del barrio de Areeta-Las Arenas, sería Jose Guillen.


Aquel concurso acabaría con un “delicado banquete”, decían las crónicas de la época, en el Hotel Igeretxe. Aquel menú estuvo compuesto por los siguientes platos: Caldo de galliña con Jerez, una sabrosisima colección de pescados, recién cogidos aquella mañana, y solomillos de herri-tzala, en opinión de los comensales “una comida de fundamento”.


Mas adelante, iré trayendo a estas paginas, las diferentes modalidades y concursos, que se han venido desarrollando, a lo largos de los años en nuestros barrios.

lunes, 28 de octubre de 2013

LOS VELOMARES DE AREETA -II-


Cuando el pasado miércoles 2 de octubre de 2013, hablaba en estas paginas de Claren Velasco, introducía una fotografía alegórica, del año 1956. En ella aparecían, junto a un grupo de jóvenes de Areeta-Las Arenas, un municipal de Getxo, con su impoluto traje, de color blanco, traje que utilizaban durante los veranos, la policía municipal de nuestro pueblo. El motivo para incluir esta fotografía, no era otro que dicho agente municipal, al igual que a nuestro personaje, también le faltaba un brazo.

Como mi amigo Ignacio Perez Aldecoa hacia observar, en la misma aparecían otros personajes de la época. El barquillero, personaje popular, sobre todo entre los mas jóvenes, siempre acompañado por su bombo de ruleta, lleno de aquellos deliciosos barquillos, que cargaba cual mochila sobre sus espaldas. Mas tarde llegaría el vendedor de “parisién”, con su bandeja llena de aquellos barquillos, con forma de abanico, cubierta por un plástico, que evitaba que el viento los llenara de arena. Personaje que con sus gritos de !!!Al rico parisién, hay parisién rico!!!, recorría la playa, bajo el sol abrasador.

En la misma aparecía a lo lejos, el barco el “El Chupón” de la Junta de Obras del Puerto que, en alternancia con la draga, limpiaba los fondos de La Ría y El Abra. Mas cerca de la playa se veían los siempre solicitados botes de remos, en los años 50-60, muchos veraneantes llegados de pueblos cercanos, sobre todo de la margen izquierda de la ria, tenían por costumbre alquilar uno de aquellos botes de remo, en el dique de Portugalete.


Por la orilla, vigilantes, algunas señoras, vestidas, algunas de riguroso negro, con el bolso bajo el brazo, vigilaban la evoluciones de sus retoños, con aquellos sombreritos de paja a la cabeza, para protegerlos de la canícula.

Pero el objeto de esta nueva entrada, sobre todo, es presentar al personaje objeto de aquella entrada, “Claren" el hombre que gestionaba aquellos velomares, siempre provisto de su sombrero de paja. Gracias a su familia, he podido conseguir unas fotografías de los años 50. Aquellos velomares, casi como coches de agua, con su banco de madera, provistos de pedales y timón, para guiarlos, llevaban en su proa un salvavidas.

Como el aquiler se realizaba por un tiempo limitado, iban numerados, lo que facilitaba que Claren advirtiera conductor al hidropedal, mediante un silbato, de que su tiempo estaba a punto de terminar, y que se acercara a la orilla. Eran muy solicitados aquellos viejos coches de agua, para recorrer la ensenada, bañarse, y como no lucirse, en algunos casos, !!seguro que mas de uno así lo pensaba!!, ante las chicas.


Claren Velasco, tuvo ademas durante los años sesenta y parte de los setenta un pequeño taller al lado del que hoy es numero 22 de la calle Los Puentes de Romo; en este taller hacia mantenimiento y carpintería de las piezas de madera de la parte de abajo de los pedalos flotantes, también los pintaba de color verde; el vivía en el numero 27 de la calle Lope de Vega de Romo. 
Hasta aquí una pequeña ampliación de aquella entrada, que gracias a su familia podemos disfrutar, con una visión de como eran aquellos veraniegos días en nuestra playa.

viernes, 25 de octubre de 2013

CON EL PASO DEL TIEMPO -XIV-


En la anterior entrada dejábamos atrás Romo su estación, el rio Gobela y su entorno. Hoy realizaremos una visita por el interior del barrio, viendo sus calles, sus gentes, su entorno parroquial y sus campas. Calles que en varias ocasiones (1906, 1908, 1914), quedaron anegadas.

Una de las inundaciones mas graves fue la de 1933, en la que las aguas llegaron a alcanzar 2,5 metros de altura en las escuelas de Santa Eugenia. Situación que se volverían a repetir en 1977 y 1983, en las que todo el barrio quedo bajo un manto de agua, igual al de 1933. A través de esas imágenes, de un Romo bajo las aguas, podemos ver sus calles surcadas por embarcaciones, pero que nos ayudara, a ver la parte de las mismas, que quedó por encima de la marea.


LA CALLE SANTA EUGENIA



EL ENTORNO DE LA IGLESIA DE SAN JOSE Y LAS CASA BARATAS



LAS ESCUELAS DE SANTA EUGENIA


LA PROLONGACION DE AMAYA (GOBELAURRE)



LA CAMPA DE FERNAN Y EL CAMPO DE GOBELA



OTROS LUGARES DE ROMO





Con esta entrada finalizó esta serie, sobre las transformaciones, que el paso del tiempo y la mano del hombre, viendo como era antes nuestro pueblo, podremos apreciar en los barrios de Getxo. Seguro que faltaran cosas, pero es una aproximación a nuestras imágenes de ayer, para compararlas con las actuales.